viernes, 21 de septiembre de 2012

Informe sobre la situación Económica y Social de Aragon (CESA)



El pasado 12 de septiembre, la Fundación SIP asistió a la presentación del informe sobre la situación económica y social de Aragón de 2011, que desde 1990 el Consejo Económico y Social de Aragón realiza anualmente.

Aragón Hoy

La economía aragonesa ha presentado en 2011 un cambio de tendencia al registrar en tasa media anual una tímida recuperación del PIB del 0,6%, tras dos años consecutivos de contracción (-4,0% en 2009 y -0,2% en 2010). Su evolución a lo largo del ejercicio ha sido de cierto empeoramiento, en sintonía con el debilitamiento general de la economía mundial, la trayectoria desacelerada de la actividad europea, principal mercado exterior de los productos aragoneses, y en línea con la media de España.

Cabe señalar que si durante el primer trimestre el crecimiento de la actividad aragonesa dibujaba una trayectoria desacelerada y situada medio punto por debajo de la española, en la segunda parte de 2011 fue Aragón quien mostró un mayor dinamismo, manteniendo un diferencial a su favor de tres décimas. 

Desde la óptica del gasto, la economía aragonesa se ha mantenido en la senda del crecimiento gracias a la aportación del sector exterior, ya que la demanda interna ha sufrido una recaída casi generalizada de todos sus componentes.

Desde la perspectiva de la oferta, la industria y los servicios han contribuido positivamente al crecimiento del VAB aragonés, al contrario que la construcción y la agricultura. La industria manufacturera ha sido la rama que mejor comportamiento ha mostrado en 2011, con un avance del 2,2% (2,4% a nivel nacional), convirtiéndose así en el sostén fundamental de la tímida recuperación. El sector servicios ha mantenido un perfil sostenido de crecimiento con un modesto avance en tasa media anual del 1,0% (0,9% en 2010). Sin embargo, el sector de la construcción ha vuelto a sufrir un nuevo recorte de actividad del 4,5%. En la misma línea, la evolución del sector agrario ha sido negativa, con una caída del VAB en volumen del 0,4% (aumento del 1,1% en 2010), frente a un crecimiento del 0,6% de media española.
                                              
                                                                 
 
A continuación, el CESA decidió acompañar su presentación del informe con una conferencia sobre ética y economía, algo en principio difícil de imaginar pero que es necesario debatir. La conferencia nos la ofreció Adela Cortina, catedrática de ética de la Universidad de Valencia que además de haber estado en contacto con el racionalismo crítico, el pragmatismo, la ética marxista y la filosofía de J. Habermas, ha sido reconocida como miembro de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas y nombrada jurado de los Premios Príncipe de Asturias.

Adela Cortina no pretendía darnos un “sermón” sobre valores morales, ni tampoco aleccionarnos. Adela simplemente nos convenció de que la ética es rentable desde el punto de vista económico. Nos enseñó que si hubiéramos actuado con ética económica, la crisis no se habría sufrido tanto. Según ella, hay cuatro problemas ejemplares que han fallado en nuestra forma de vida económica, porque la ética, al fin y al cabo, es el estilo de vida del ser humano.


En primer lugar, hemos sufrido una crisis de confianza. La confianza es un valor esencial para un pueblo, es un valor moral y relacional entre las personas. En España se aseguró que el sistema bancario era uno de los más seguros de Europa, pero era mentira. Son interpretaciones de la economía. Como algunos dicen, cuentas y “cuentos”. En realidad, hubo una mala gestión, un estilo de vida poco ético por parte de los que trabajan en las instituciones ya sean públicas o privadas. En segundo lugar, esta crisis de confianza se da por la falta de transparencia. En España existe un sistema opaco en el que hemos perdido la confianza. En tercer lugar, nunca se ha controlado exhaustivamente la labor de nuestras instituciones, empresas, bancos y cajas de ahorro. Esta falta de control es un fallo que tiene que ver con la ética, con el estilo de vida de los auditores e inspectores que no han funcionado como se requería. En cuarto lugar, España se ha perdido en el cortoplazismo, bien sea por ganar elecciones o por conseguir mayor cuota de mercado. La conjunción de estos factores ha incrementado la profundidad de la crisis.

Sin duda alguna, la pregunta que cabe realizarse es: ¿la economía para qué? La economía es una actividad humana que se sirve de técnicas para satisfacer las necesidades de los seres humanos. Aquí entra la ética de la prudencia. Incluso, el aclamado pensador del liberalismo económico, Adam Smith, afirmaba que el afán de lucro es el motor del intercambio, pero no la meta de la economía. La meta es la satisfacción de las necesidades del ser humano para poder tener un estilo de vida que le haga feliz. La economía, por tanto, es ética, pero también es política. En el mundo globalizado en el que vivimos, la economía es un factor que nos demuestra lo interdependientes que los países son. La UE es el ejemplo más claro de ello. Lo que estamos observando es que a todos nos interesa adoptar un estilo de vida ético, es decir, cooperar, para poder salir de la crisis. Así empoderaremos las capacidades básicas de los seres humanos para que lleven a cabo el estilo de vida que les hace felices.