viernes, 4 de mayo de 2012

Las Sociedades y Cultura Árabes: ¿Tradición o Modernidad?


El pasado viernes, 13 de abril se celebró la cuarta conferencia de la Fundación SIP enmarcada en el seminario interdisciplinar anual dedicado a las movilizaciones árabes, “El Mundo Árabe en la Encrucijada”. En esta edición participaron Gema Martín Muñoz, profesora de sociología del mundo árabe  UAM y exdirectora general de la Casa Árabe e IEAM, y Carmen Ruiz Bravo, catedrática de literatura y pensamiento árabe modernos UAM. Ambas dedicaron sus ponencias a analizar las sociedades árabes y las dinámicas culturales del mundo árabe.

Gema  Martín Muñoz, por su parte, defendió que no se había conocido una dinámica de cambio tan profundo, desde la misma fractura del orden colonial. Sin embargo, Gema afirma que las sociedades árabes llevaban explotando desde 2006–2008 por causas socioeconómicas, que luego se ha ido apoderando de la ciudadanía y, más recientemente, de la esfera política. Los regímenes que se implantaron en los países árabes después de conseguir la independencia, han permanecido fijos e inamovibles, sin capacidad de reformarse o cambiar y de aceptar la innovación en el pensamiento islámico. Sin embargo, las sociedades si que han evolucionado y han generado aspiraciones radicalmente opuestas a lo que intuían los regímenes. La conclusión es una disrupción en la relación pueblo-élite política. 

Este proceso de transformación que ha sufrido la sociedad árabe y musulmana ha sido propiciado por una serie de factores que vienen insertos en un proceso de modernización y por consecuencias de las políticas nacionales y factores socioeconómicos. El primer factor es el enorme proceso de urbanización influenciado por la creación del Estado-nación post colonial, que se caracteriza por una ultra-centralización basada en el nacionalismo, el desarrollismo y la industrialización. La población se concentra, pues, en las capitales que son incapaces de absorber en el mundo laboral a tanta población, lo que provoca frustración y sedentarización.  El segundo factor tiene que ver con la apertura de la educación universitaria, gratuita y obligatoria a la sociedad en general. Anteriormente, la mayor parte de la población era analfabeta. En cambio, ahora las mujeres que acceden a la universidad hacen que cambie el modelo familiar predeterminado y con ello propician el individualismo. El tercer factor tiene que ver con la demografía. Después de conseguir la independencia, no existían políticas de control de la natalidad, lo que ha desembocado en unas cotas de crecimiento demográfico muy altas: el 60% de la población árabe es menor de 25 años. Por eso, se piensa que es la revolución de los jóvenes que son la inmensa mayoría. Aunque ello no quiere decir que  no se hayan movilizado los adultos también en mayoría.

Carmen Ruiz Bravo decidió comenzar su ponencia explicando de manera concisa cuáles eran las características de la cultura árabe/islámica. La cultura árabe se caracteriza por las aspiraciones y utopías que reinan en la mente de la población; por las realizaciones del pasado que están hoy deterioradas; por querer reconocer el principio del bien común como principio supremo y arbitrar así un sistema de derecho;  por querer crear un sistema de impuestos equilibrado; por querer otorgar mayor protagonismo a la sociedad que a la autoridad; por su afán en conservar el patrimonio árabe, la lengua y sus dialectos; por apoyar el Islam como religión (potenciando la hospitalidad y manteniendo un diálogo con otras religiones y beneficiándose de los hallazgos científicos y sociales); y por un cuidado del medio ambiente (saber repartir el agua y aprovechar los recursos propios en la arquitectura). 

Gracias a esta explicación inicial, podemos entender las diferentes dinámicas de las sociedades árabes. Según Carmen Ruiz Bravo, existen dos dinámicas: la dinámica cultural y la de participación social. La dinámica cultural gira en torno al esfuerzo por estructurar una variante de cultura árabe/islámica que repose en la experiencia pasada pero que esté adaptada a la modernidad. En base a esto se está forjando una nueva identidad árabe basada en las tradiciones, pero también en la innovación. Sin embargo, dentro de estas dinámicas existen contradicciones, puesto que aunque el árabe siempre ha tenido como tradición la innovación, también ha acallado sistemáticamente a los innovadores hasta sus últimas consecuencias. 

La sociedad árabe tiene como principal reto considerar qué relación mantienen con el pasado, si dependencia o seguidismo.”
 
La dinámica de participación cultural se apoya en el reclamo de participación de la comunidad en la vida pública (entendido como sociedad, no como comunidad religiosa). De hecho, existe ya cierta participación en determinados círculos sociales que llevan hacia la democracia, como por ejemplo, que las mujeres puedan acceder a la educación universitaria y que tengan más poder de expresión y de decisión.
Hasta ahora, los regímenes dictatoriales dificultaban el desarrollo de la cultura árabe porque coartaban la libertad de expresión de los creadores e innovadores. Hoy, gracias a las movilizaciones sociales, se puede empezar a crear una identidad árabe, libre e innovadora recuperando la intercomunicación entre los pueblos y la internacionalización de su sociedad.

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